El avance de la tecnología ha posibilitado diseñar y construir puentes cada vez más largos y en ubicaciones sorprendentes, antes imposibles, que cruzan altas montañas, ríos e incluso mares. Al mismo tiempo, el desarrollo técnico permite optimizar la inversión instalando conducciones de agua, gas o electricidad a través de estos puentes.
La conducción de agua en puentes, ya sea a presión o en flujo libre, exige soluciones técnicamente perfeccionadas, flexibles para adaptarse a los movimientos y cambios longitudinales del puente y resistentes a la congelación por su exposición externa.