El revestimiento interior es la clave para evitar el ataque químico del agua a la tubería. Además debe ser capaz de soportar la abrasión de las partículas en suspensión. Y, muy importante, su rugosidad debe ser baja para ofrecer poca resistencia al paso del agua, minimizando las pérdidas de carga.
Nuestras tuberías están revestidas en su interior por una compacta y resistente capa de mortero de cemento, según norma ISO 2531 y EN 545 aplicado en conformidad con la norma ISO4179.
Dependiendo de la composición del agua a transportar también está disponible un acabado mediante Seal Coat, que amplía su ámbito de utilización a aguas ácidas con pH mayor o igual a 4.